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¿Qué hace una correctora de estilo?

La gestación de un texto es un trabajo colaborativo. Del punto de partida ㅡla creaciónㅡ al punto final ㅡla lecturaㅡ hay una larga cadena de manos, ojos y corazones que logran darle vida a ideas e historias. No está demás mencionar que hablamos de “gestación” porque quienes escribimos y corregimos sentimos que parimos en cada texto. Y en este proceso existen personas que no son reconocidas como deberían porque su labor es minuciosa y silenciosa, se desarrolla frente a la computadora y el único sonido que se oye de ellas es el de las teclas. Hablamos de las personas dedicadas a la corrección de estilo.

Fotografía: Kelly Stewart

Quizá hayas escuchado de esta labor, pero ¿qué hace una persona que corrige textos?

La corrección de estilo, también llamada corrección de textos, tiene un objetivo fijo: asegurar que las ideas del texto sean claras para las personas lectoras.

  • La corrección ortográfica asegura que ninguna palabra esté escrita de manera errónea.
  • La corrección sintáctica asegura que sea correcta la función que cada palabra cumple dentro de las oraciones. Así como la correcta coordinación, subordinación y yuxtaposición de las oraciones en todo el texto, con el cuidado del uso de los modos y tiempos verbales, por ejemplo.
  • La corrección ortotipográfica asegura el uso correcto y homologación de recursos gráficos que facilitan la legibilidad. Por ejemplo: negritas, versalitas, cursivas, comillas, espaciado, etc. 

Es evidente que para llevar a cabo esta labor se requiere de un profundo conocimiento de la lengua escrita, pero la corrección de textos va mucho más allá. Las habilidades de quien corrige le permiten hacer una lectura en distintos niveles de comprensión. La correctora o corrector:

  • Se sumerge en el texto e investiga todo de él. 
  • Duda de todo para asegurar la coherencia del texto. 
  • Distingue el estilo de la autora o autor y lo respeta. 
  • Una vez que ha terminado, vuelve a leer. Pues está presente durante todo el proceso: primera y segunda lecturas, lectura de prueba de finas.

Es un trabajo histórico que data desde antes de la invención de la imprenta, cuando se les encomendó a las personas correctoras revisar los textos que los copistas hacían. Con la llegada de la imprenta (alrededor del año 1440), la corrección fue más solicitada porque el libro comenzó a ser un objeto de uso común y a distribuirse con mayor velocidad. Y con el paso del tiempo la corrección de estilo desarrolló su propio lenguaje con signos específicos que agilizaran su trabajo. Así nacieron las conocidas marcas en tinta roja que relacionamos con esta actividad. Y sí, de ahí viene nuestro nombre.

Fotografía: Write On!

Por todo lo anterior es evidente que el corrector ortográfico de Word no puede, de ninguna manera, sustituir el trabajo y la profesionalidad de una persona dedicada a esta labor. Y si este trabajo es tan importante, ¿por qué es tan poco reconocido? Aquí podemos entrar en controversia y sacar muchas conclusiones (todas bienvenidas). Así pues, exponemos la nuestra: Vivimos bajo la idea de que el error es lo peor que le puede pasar a alguien. Quien se equivoque, sobre todo en público, merece ser señalado y vetado (basta un vistazo a las redes sociales para ejemplificar). Lo cierto es que gracias a los errores aprendemos, sobre todo en actividades tan minuciosas como la escritura. 

Es injusto exigir que todas y todos conozcan las reglas gramaticales de memoria (aún más injusto si consideramos las carencias de la educación básica o la poca promoción de la lectura). Por ello, quizá, la persona correctora tiene que pasar en silencio por el texto y su nombre no figura en portadas (a veces ni en la página legal). Podemos decir que el fin es no evidenciar que las personas escritoras también se equivocan. 

Lo cierto es que la lengua es cambiante, que a veces mezclamos el lenguaje hablado y  escrito, entonces lo que pensábamos que sonaba bien, al leerlo no es correcto sintáctica o pragmáticamente. Los errores gramaticales no demeritan la calidad académica o creativa de un texto, y recurrir a una correctora de textos no representa una debilidad o un gasto innecesario, sino la garantía de transmitir tus ideas de manera precisa de acuerdo con tu propio estilo y requerimientos.

¿Cómo sé si necesito una corrección de textos?

Es común que la corrección de textos se asocie al ámbito académico y literario. En realidad esta labor se encuentra detrás de muchos proyectos, por ejemplo: revistas impresas y digitales, periódicos, redes sociales de empresas e influencers, documentos legales, sitios web de distintos negocios, tesis y un largo etcétera. La razón es que una correcta comunicación es la clave para conectar con tu público. No importa si escribes novelas de ciencia ficción o tienes una cafetería, tu público recibirá una imagen de ti de acuerdo con tus textos. La revisión de tu texto por una persona profesional te garantiza usar el lenguaje escrito siempre a tu favor.

Las personas correctoras de textos son camaleónicas, descifran y adoptan el estilo y tono de quien emite el mensaje. Conectan con los públicos de cada texto. Son quienes velan por las personas lectoras. Por todo ello invitamos a la reflexión sobre esta labor para desencasillarla de la academia y la literatura, y valorar su importancia en todos los medios de comunicación. Cuéntanos tus reflexiones en nuestras redes sociales.

El 27 de octubre se celebra el Día Internacional de las personas correctoras de estilo. Fue elegida esa fecha por el nacimiento de una de las más importantes figuras en la historia de la corrección, Erasmo de Rotterdam (1467- 1536). ¡Reconocemos y felicitamos a todos y todas nuestras colegas!